viernes, 28 de octubre de 2011

Jazz.. por tierra, mar y aire en "LA ERA DE VICEN"

A estas alturas, todos aquellos que tengan la suerte de tener alguna vinculación con el pueblo, RODA DE ISÁBENA, de la comarca de la Ribagorza y provincia de Huesca, saben que se trata de un paraje inquieto y motivador para aquellos que lo visitan. Si bien no sobrepasa los 50 habitantes, Roda siempre está en constante movimiento, fruto de las inquietudes culturales y de ocio, de los vecinos rotenses.
En esta ocasión, es importante destacar el concierto de Jazz, de la mano de Ramón Subias, que tuvo lugar en el museo LA ERA DE VICEN, recinto acondicionado para una exposición de antigüedades de la zona, maquetas de aviones y de barcos, realizadas por Vicente Ballarin, hijo de Roda.  

Éste pasado sábado 8 de Octubre, se llevó a cabo dicho concierto, gratuito, para deleite y disfrute de los vecinos de la comarca.  El concierto de jazz, de la mano del músico, Saxofonista  tenor, Ramón Subias, Mon para los amigos, hizo cobrar vida a las diferentes exposiciones que el museo alberga.
El concierto empezó a las 18.30h, como previsto, después de media hora de ensayo. A medida que los habitantes del pueblo, amigos y vecinos de la zona iban acercándose al recinto, Ramón iba

captando la atención de todos, con sus temas afinados en Si bemol y con melodías donde destacaba la calidad de sus graves, la afinación y como no, unas bases “programadas” bien elegidas. Y es que si bien, al inicio, pudimos echar en falta a algún otro acompañamiento musical, iniciada su labor de músico, cualquier otro ornamento sobraba… Todos sucumbimos con el gran tema del gran George Gershwin, interpretada en la ópera de Porgy y Bess y adaptada por varios músicos del escenario jazzístico, desde el año 1933. Ramón, no fue una excepción. Supo captar el alma de Summertime, como el mejor de los intérpretes de jazz y en dos de sus diferentes versiones.  El toque simpático lo puso con la canción de la pantera Rosa, de Henry Mancini. Un tema que no podía faltar en un concierto, donde el jazz es protagonista y el saxo tenor, otro elemento clave, ya que en el origen, en el tema de Pink Panther  dicho saxo era el elemento principal.  
La acústica del recinto, al aire libre, el silencio de los espectadores “cautivados” y un entorno privilegiado nos hipnotizo a todos. El toque mágico de las historias que esconden las obras del museo aportaron el toque misterioso: De la Tierra, herramientas utilizadas antaño en el mismo pueblo, del Mar, la historia de la navegación representada en más de 70 cuidadas y artesanales maquetas y del Aire, la historia de la navegación desde sus orígenes hasta mediados del Siglo pasado.  Los chasquidos de blues y a aquella tarde de alma “Chill Out” que se resistía a oscurecer, hicieron el resto. Tal vez influya este curioso mes de Octubre, que bien podría ser protagonista de una historia de verano, las obras de arte, barcos realizados con paciencia y esmero, antigüedades albergando historias que bien podían pertenecer a una época donde el jazz iniciaba su andadura, o las maquetas de avión asomándose desde la parte superior, iluminadas, observándonos quietas pero inquietas, tras un gran ventanal de cristal, de este  recinto de más de 200 años. Sea cual sea la razón, a las 18.30h, el tiempo se congeló e incluso volvió atrás, a ritmos de jazz y bossanova.  

También habría que destacar que a pesar de algún breve problema técnico con los altavoces, Ramón supo, heroicamente, suplir los inconvenientes con gracia, simpatía y profesionalidad. Allí quedó latente que dicho músico, vecino de Graus, residente en Costea e Ingeniero de profesión, además de pluriempleado, también desprende simpatía, dejando la presión a un lado. Y eso no es todo, a parte de mostrarse accesible ante los 150 invitados, tuvo la destreza de pasar del saxo tenor, y de un amplio repertorio jazzístico, a la guitarra acústica y cantarnos temas “country” en inglés.

Una vez más, la Era de Vicen fue elegida como escenario musical, para los vecinos de Roda, como lo hizo años atrás con la presencia del trovador Adolfo Osta. Una joya que si bien, hace apenas 5 años, tan sólo era un proyecto en la mente de Vicente Ballarin, y una joya por pulir, a día de hoy, se trata de toda una obra de arte digna de ser visitada. Por un día, el arte de dos vecinos, Vicente y Ramón, se unieron por una causa: Asombrarnos con todo su arte. El resultado, la prueba clara de que sólo se necesita, pasión, paciencia, esmero y parte del alma del artista, para lograr un sueño, y con ello, hacer disfrutar a los demás, llegando a nuestro corazón.

¡Volveremos!
Laura Ballarin  

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